viernes, 4 de febrero de 2011

Sobre la traza y la escritura: apuntes sobre Freud y Derrida


Prolija memoria
Permite siquiera
Que por un instante
Sosieguen mis penas.
Afloja el cordel
Que, según aprietas,
Temo que reviente
Si das otra vuelta
Sor Juana Inés de la Cruz


Si la histeria sufría de reminiscencias causadas por acontecimientos traumáticos, era porque habría un lugar de inscripción donde estos se registraban. Es decir, existiría una pregunta por lo psíquico y por la memoria. “Toda teoría psicológica digna de alguna consideración habrá de ofrecer una explicación de la memoria” (Freud, 1981, p. 214). En 1895 intenta en un escrito intitulado y jamás publicado por él, dar cuenta de esta pregunta. Va a imaginar y diseñar es una "fábula neurológica", al decir de Derrida. Se trataría de un proyecto de Psicología científica, una "psicología que sea una ciencia natural" (Freud, 1981, p. 211). Nótese bien psicología, énfasis en pensar lo psíquico a partir de la cientificidad del cual Freud es heredero y portador.
En este apartado intentaremos mostrar un tránsito propuesto por Derrida(1), en la teoría freudiana en lo que respecta a la representación de la subjetividad. En un primer tiempo antes de 1900 previo al psicoanálisis propiamente tal, con el Proyecto de Psicología para neurólogos pondrá en juego para pensar lo psíquico un modelo de trazas, fuerzas y economía psíquica. Luego en La interpretación de los sueños [1900], se nombra por primera vez un aparato psíquico en sus tres instancias, que aparecería a partir de la figura de una lengua muerta, al modo de los jeroglifos y donde Freud aun no logra encontrar un modelo afortunado que se asemeje a este aparato. Será en 1925 cuando encontrará una metáfora que cumpla con las condiciones del funcionamiento de lo psíquico, en sus ensamblajes y superficies.
En el Proyecto se tratará de "representar los procesos psíquicos como estados cuantitativamente determinados de partículas materiales especificables, dando así a estos procesos un carácter concreto e inequívoco. El proyecto entraña dos ideas cardinales:
1. Lo que distingue a la actividad del reposo debe concebirse como cantidad (Q) sometida a leyes generales del movimiento;

2. Como partículas materiales en cuestión deben admitirse las neuronas, N y [Qή] y [neuronas y cantidad].” (Freud, 1981, p. 211)

El Proyecto será concebido a partir de sus observaciones clínicas psicopatológicas "en particular las representaciones hiperintensas, tal como ocurren en la histeria y en la neurosis obsesivas, donde... el carácter cuantitativo se destaca en mayor claridad que en condiciones normales," (Freud, 1981, p. 212). Esta preocupación clínica lo convoca a pensar y a representar los procesos psíquicos, para esto imagina dos clases de neuronas: unas ligadas a la función recepción, cuya característica seria la permeabilidad y la de no poner resistencia, a las que simboliza como neuronas [φ]; y otras impermeables, capaces de memoria, las neuronas [ψ]. Las primeras dejarían pasar la cantidad [Q] como si no poseyeran barreas de contacto o sea después, de pasar por ellas una excitación mantienen su identidad, quedan del mismo modo como estaban, vírgenes, prestas a otra nueva excitación; y las segundas donde habrían barreras de contacto, de modo que difícilmente dejan pasar cantidad [Q] a través de ellas. Estas neuronas pueden quedar después de la excitación en un estado distinto al anterior, o sea que ofrecen una posibilidad de representar la memoria.
Habrían entonces neuronas φ permeables que no ofrecen resistencias, sin capacidad retentiva y neuronas impermeables ψ, dotadas de resistencia y portadoras de memoria y por lo tanto de lo psíquico. Estas neuronas ψ son permanentemente modificadas por el pasaje de una excitación, o de otro modo, sus barreras de contacto quedan en un estado de permanente alteración. “La memoria esta representada por las facilitaciones (Bahnung) existentes entre las neuronas ψ” (Freud, 1981, p. 215). Ahora bien Freud dirá, que las facilitaciones no son iguales, sino que la memoria esta representada por las diferencias de estas facilitaciones o abrirse-paso, en un terreno que se resiste. La memoria es entendida, entonces como cierta persistencia de una vivencia que ha dejado una traza. Esta puede ser por cierta “magnitud” que produce excitación y un abrirse- paso y como a su vez, cierta frecuencia de repetición que no incrementa Qή, pero que sin embargo deja una impresión. La facilitación o el abrirse -paso dependería de la cantidad, que pasa por una neurona en el proceso excitativo y el número de veces que el proceso se repite. Repetición e impacto de cierta “magnitud” que dejan un resto, una huella.
Una tendencia primaria de los sistemas neurales, sostenida a pesar de sus modificaciones, es evitar alta cantidad de Qή, como también disminuir en lo posible esta carga. Sin embargo esta reducción es limitada, por lo que Freud llamaría el apremio de la vida, lo cual violaría así el principio de inercia- es decir tensión cero-, el sistema se vería obligado a conservar una reserva de cantidad Qή. Con este fin debe aumentar el número de neuronas impermeables, esto es capaces de memoria. Evitando así catexias por medio de abrirse-paso, es de notar que las facilitaciones sirven a la función primaria.
Las neuronas ψ comportarían varias conexiones con otras neuronas, varias barreras contacto, de esto dependería la posibilidad de seleccionar las excitaciones que a su vez determinan el abrirse-paso de modo diferencial. Estas diferencias en el abrirse-paso darían cuenta de la memoria, en la violencia de la inscripción de la huella.
Freud al introducir el problema de la cualidad nos dice “ni siquiera hemos mencionado el hecho que todas las teorías psicológicas, además de cumplir los requisitos planteados por el enfoque científico natural, deben satisfacer otra demanda fundamental. En efecto, habrá de explicarnos todo lo que conocemos de la más enigmática manera, a través de nuestra “conciencia”, y dado que esta conciencia nada sabe de lo que hasta ahora hemos estado presuponiendo –de cantidades y neuronas- y dicha teoría habrá de explicar también esta falta de conocimiento” ( Freud, 1981, p. 221).
De lo que se trataría es de la descripción de procesos psíquicos, que están fuera del conocimiento de la conciencia. La conciencia suministra cualidades, sensaciones que hablan de diferencias y “cuya alteridad es discernida en función de las relaciones con el mundo exterior” (Freud, 1981, p. 222).
Para Freud ni los sistemas φ ni el ψ, cumplen con las condiciones para dar cuenta de la conciencia, y es entonces cuando introduce un tercer sistema de neuronas ω –wahrnehmung (W), percepción-. Seria un sistema perceptual que estaría en relación con los otros dos y cuya excitación daría cuenta de las distinciones de la cualidad. Tres sistemas neurales que se disponen de tal forma, que funcionarían de modo relacionado. Las neuronas ω φ ψ darán cuenta de los proceso psíquicos, a partir del abrirse- paso cuyo efecto es un resto, memoria de una violencia de la traza.
Paul Ricoeur, nos dice a propósito de este texto "pero lo curioso, es que Freud no va mas allá, en el proyecto, en cuanto a determinar la naturaleza de "Q". No se enuncia ninguna magnitud: solo se habla de "cantidades bajas" o de "cantidades excesivas", pero sin ley numérica alguna relativa a la cantidad. ¡Extraña cantidad esta!" (Ricoeur, 1987, p.67). Más que una energética pareciera ser un modelo, una metáfora. El Proyecto de psicología científica no esta gobernado por números a pesar del énfasis en la cantidad, sino que como Freud dirá son “ideas cardinales” lo que se desprende del Proyecto. Por una parte, son principios físicos como el de la constancia y el de la inercia. Este último se sostiene en la tendencia de todo sistema, intenta reducir sus propias tensiones a cero, a partir de descarga de cantidades, una tendencia a librase de ellas. Por su parte la ley de la constancia da cuenta de que todo sistema tendería a mantener lo más bajo posible su nivel de tensión. Ahora bien el sistema propuesto debe vérselas con la imposibilidad de eliminar todas las tensiones, por lo que Freud llama el apremio de la vida, dado que tensión cero seria igual a la muerte.
En el juego de Cantidad Qή, propuesto por Freud, se desprende la idea de que a mayor cantidad de tensión o de cantidad Qή habría mayor displacer. En la descarga de este monto energético se encontraría el polo del placer. En esta relación se puede rastrear, cierta continuidad con más allá del principio del placer [1920]. El sistema intentará mantener cantidad Qή en el menor nivel posible y defenderse del aumento para mantener su nivel. Habría una proporción entre cantidad Qή de excitación y el esfuerzo requerido para la fuga del estimulo de modo que el principio de inercia no sea violado por ello. El sistema neural se ve forzado a renunciar a su principio de inercia, debe de algún modo tramitar las cantidades Qή acumuladas para la satisfacción de las exigencias por una acción específica. Los estímulos endógenos, somáticos requieren ser descargados, como por ejemplo de hambre, sed o sexuales, sólo con una acción especifica, dirigida al mundo exterior. Esto seria el apremio de la vida, al decir de Freud, lo que significa un abandono de la tendencia a la inercia o de otro modo tensión cero. “según un motivo que no dejará de regir el pensamiento de Freud, se describe este movimiento como esfuerzo de la vida que se protege a si misma difiriendo la inversión peligrosa, es decir, constituyendo una reserva (vorrat). El gasto o la presencia amenazadores son diferidos con la ayuda del abrirse-paso o de la repetición. ¿No es esto ya un rodeo (Aufschub) que instaura la relación del placer con la realidad? ¿No es ya esto la muerte en el principio de una vida que no puede defenderse con la muerte más que por la economía de la muerte, la diferancia, la repetición, la reserva?” (Derrida, 1989, 278).
Anatomía fantástica que Freud imagina y que portará como proyecto mucho de lo que el psicoanálisis desarrollará. Fisiología consistente en una economía basada en la cantidad sin números, en juego de inhibiciones, barreras de contacto, abrirse- paso (Bahnung) violencia de la traza, en una plataforma que se resiste en oposición de fuerzas. Una economía de la vida y de la muerte.
Es un esfuerzo científico en forma de fábula y un ejercicio interpretativo a partir de la clínica. Un trabajo de desciframiento del síntoma, en la textualidad de los trazos inscritos. Las diferencias entre los abrirse-paso, sería lo propio de la memoria, pura diferencia y en consecuencia de lo psíquico. Solo esa diferencia permitiría la elección de caminos, de itinerarios del abrirse-paso (Bahnung). Entonces la memoria podría pensarse como la pura diferencia del abrirse- paso en territorio de lo psíquico.
En La interpretación de los sueños [1900] Freud intenta mostrar una técnica que permitiría llevar a acabo lo que el título de esta obra pone en juego. Lo que supone para nuestro autor, poner a trabajar la pregunta por lo onírico como producto y efecto de procesos psíquicos representados en una topología. El modo metafórico que propondrá Freud en esta obra, se trataría de una máquina óptica. Donde nuevamente, al igual que en el Proyecto prescinde de la anatomía conocida (2), para desarrollar “la idea… de una localidad psíquica. Vamos ahora a prescindir por completo de la circunstancia de sernos conocidas también anatómicamente el aparato anímico de que aquí se trata y vamos a eludir asimismo toda posible tentación de determinar en dicho sentido la localidad psíquica. Permaneceremos, pues, en un terreno psicológico y no pensaremos sino en obedecer a la invitación de representarnos el instrumento puesto al servicio de las funciones anímicas como un microscopio compuesto, un aparato fotográfico o algo semejante. La localidad psíquica corresponderá a un lugar situado en el interior de este aparato, en el que surge uno de los grados preliminares de la imagen. En el microscopio y en el telescopio son estos lugares puntos ideales; esto es, puntos en los que no se halla situado ningún elemento concreto del aparato. Creo innecesario excusarme por la imperfección de estas imágenes y otras que han de seguir. Estas comparaciones no tienen otro objeto que el de auxiliarnos en una tentativa de llegar a la comprensión de la complicada función psíquica total, dividiéndola y adscribiendo cada una de sus funciones aisladas a uno de los elementos del aparato… Creo que nos es licito dejar libre curso a nuestras hipótesis, siempre que conservemos una perfecta imparcialidad del juicio y no tomemos nuestro débil armazón por un edificio de absoluta solidez.” (Freud, 1981, p. 672) Esta imperfección a que Freud hace referencia, viene dada ya desde el Proyecto cuando intenta representar la complejidad de lo psíquico con lo que podríamos llamar su condición necesaria “retener y permanecer, no obstante, receptivo”. La máquina óptica, no cumple con estos requisitos, sin embargo permitiría por su parte representar lo psíquico como localidades. Que se articularían de modo conjunto, con cierta direccionalidad y espacialidad de los lugares asignados, para que de modo “virtual”, en esa idealidad de lo psíquico, como una suerte de montaje, este emerja. Podríamos decir que para Freud, como aquí representa la complejidad que nos ocupa, se definiría como un “entre” desde donde se pone en juego lo psíquico y no en una anatomía o lugar describible en lo real.
“Nos representamos, pues, el aparato anímico como un instrumento compuesto a cuyos elementos damos el nombre de instancias, o, para mayor plasticidad, de sistemas.”(Freud, 1981, p. 672) Estos sistemas/instancias, se presentarían en una espacialidad y una direccionalidad, similar a los diversos sistemas de los lentes del telescopio, dispuesto uno detrás de otro. “En realidad no necesitamos establecer la hipótesis de un orden verdaderamente espacial de los sistemas psíquicos. Nos basta con que exista un orden fijo de sucesión establecido por la circunstancia de que en determinados procesos psíquicos la excitación recorre los sistemas conforme a una situación temporal determinada” (Freud, 1981, p. 672). esta direccionalidad es fundamental dado que el sueño será pensado como un “ir en contra” de ésta, o como Freud lo denomina propiamente como regresión. Concepto que da cuenta de un pasado trazado que retornaría o de un presente siempre anterior o demorado.
Freud desarrollará a propósito de estos sistemas, tres instancias psíquicas que nombrará como lo conciente, pre conciente y lo inconciente. Comportarían lugares y a su vez funciones, dadas por la direccionalidad y juegos de fuerzas en el que cobrarían su sentido. La labor onírica es para Freud siempre un cumplimiento de deseo inconciente, que buscaría su realización en esta figurabilidad que el sueño ofrecería. Esto sería posible solo partir de la transformación o traducción de la transferencia de representaciones a través de las instancias que en el sueño se harían manifiestas. Esto es siempre bajo la mirada cauteladora de una instancia crítica y del mecanismo de la regresión. Ambos conceptos en su diferencia y pertinencia permitirán la figurabilidad del sueño. Restando así un contenido latente solo conocible por la interpretación en donde se alberga el sentido del mismo. Es decir el sentido deviene solo a posteriori nunca es originario ni esta dicho de ante mano.
Las ideas latentes y el contenido manifiesto son para Freud dos versiones al mismo contenido. Ambas difieren en su modo de manifestarse, asemejándose al trabajo de traducción de un texto. De este modo lo latente se hace comprensible sólo luego de este ejercicio. “Las ideas latentes nos resultan perfectamente comprensibles en cuanto las descubrimos. En cambio, el contenido manifiesto nos es dado como un jeroglífico, para cuya solución habremos de traducir cada uno de sus signos al lenguaje de las ideas latentes. Incurriríamos, desde luego, en error si quisiéramos leer tales signos dándoles el valor de imágenes pictóricas y no de caracteres de una escritura jeroglífica.” (Freud, 1981, p. 516) Representación textual de lo psíquico, dado un tejido cifrado donde el sueño es una escritura arcaica a descifrar.
Freud se pregunta “si muchos de tales símbolos no poseerán siempre, como ciertos signos de la taquigrafía, una significación fija, y nos sentimos tentados de componer una nueva “clave de los sueños”. (Freud, 1981, p. 559) La escritura china, daría ciertas luces a esta interrogación pertinente en Freud, en la medida que no se trataría de códigos estáticos. La escritura idiogramática se trataría de significaciones dependientes del contexto en que se hallan inscritos aquellos símbolos. El sentido se produce por el valor diferencial de los signos ubicados en relación a otros. El sueño procedería bajo el mismo principio La comparecencia ante la significación latente del sueño solo sería posible con un ejercicio de traducción, el cual nunca sería total o mera trascripción, sino que su condición es la pérdida. Dado que el contenido manifiesto y el latente en el sueño no estarían dados en relación de identidad. Lo manifiesto es una escritura antigua y lo latente es una producción a posteriori de traducción e interpretación, por lo tanto, nunca acabada, ni total. Freud dirá que existiría un punto siempre inalcanzable, que se restaría a la interpretación que lo denominará como ombligo del sueño. “En los sueños mejor interpretados solemos vernos obligados a dejar en tinieblas determinado punto, pues advertimos que constituye un foco de convergencia de las ideas latentes, un nudo imposible de desatar, pero que por lo demás no ha aportado otros elementos al contenido manifiesto. Esto es entonces lo que podemos considerar como el ombligo del sueño, o sea el punto por el que se halla ligado a lo desconocido. Las ideas latentes descubiertas en el análisis no llegan nunca a un límite y tenemos que dejarlas perderse por todos lados en el tejido reticular de nuestro mundo intelectual. De una parte más densa de este tejido se eleva luego el deseo del sueño.” (Freud, 1981, p. 666) Algo se resta, se sustrae y se pierde al “tejido reticular de nuestro mundo intelectual” al momento de interpretar. El ombligo del sueño es un punto de convergencia de las ideas latentes, un nudo imposible de desatar ligado a lo desconocido. Se podría pensar como lejanía y agujero que hace de límite a algo que no tendría límite.
Para Freud el sueño se trataría de una escritura original, que pone en escena la palabra sin oponerse a ella. Piensa un modelo de escritura irreductible al habla y que comporta como los jeroglíficos, elementos pictográficos, ideogramáticos y fonéticos. El sueño no sería, de este modo un lenguaje, sino que estaría en analogía con la escritura antigua. “Teniendo en cuenta que los medios de representación del sueño son principalmente imágenes visuales y no palabras, habremos de equipararlo más adecuadamente a un sistema de escritura que a un lenguaje. En realidad, la interpretación de un sueño es una labor totalmente análoga a la de descifrar una antigua escritura figurada, como la de los jeroglíficos egipcios. En ambos casos hallamos elementos no destinados a la interpretación, o respectivamente, a la lectura, sino a facilitar, en calidad de determinativos, la comprensión de otros elementos. La múltiple significación de diversos elementos del sueño encuentran también su reflejo en estos antiguos sistemas gráficos, lo mismo que la omisión de ciertas relaciones que en uno y otro caso han de ser deducidas del contexto.” (Freud, 1913, p. 1858) El sueño se resiste a la traducción directa o a la identidad pura de un significante y un significado, se rebela a ser símbolo o un código pre-establecido. Esta escritura original comporta una masa de elementos codificados en el curso de la historia de un sujeto y inscrito en el devenir colectivo. “Mi procedimiento no es tan cómodo como el popular método “descifrador”, que traduce todo contenido onírico conforme una clave fija. Por el contrario, sé que el mismo sueño puede presentar diferentes sentidos, según quién lo sueñe o el estado individual al que se relacione.” (Freud, 1981, p. 411).
En 1925 con el wunderblock que Freud encuentra como representar lo psíquico con la condición que tenga una superficie siempre virgen y un lugar para la inscripción, lugar y tiempo de la memoria. El modo de pensar lo psíquico será la escritura: “Hace poco ha surgido en el comercio, con el nombre de “block maravilloso”… -que- si lo observamos más detenidamente encontramos en su construcción una singular coincidencia con la estructura por nosotros supuesta de nuestro aparato perceptor y comprobamos que puede, en efecto, ofrecernos dos cosas: una superficie receptora siempre pronta y huellas permanentes de las anotaciones hechas” (Freud, 1981, p. 2809). En este objeto, encontramos lo que Freud presentaba como condición necesaria de lo psíquico: capacidad ilimitada para la recepción y conservación de las trazas. Se trataría de una maquina escritural. Lo psíquico será representado como un texto, como una escritura.
Es en el Wunderblock,(3) donde realiza lo que en el Proyecto consigna por “el momento inimaginable” y en él proyectará al conjunto del aparato psíquico. El texto de lo psíquico se fundará en la violencia de la traza, inscripción de una escritura representada en una maquina escritural. Que no funciona sola, en sí misma es un cadaver, requiere de “dos manos” una que escribe y otra que levante la lámina para la desaparición de la huella. La huella comporta un doble estatuto desde su impresión con el punzón: la repetición, desaparición, la legibilidad e ilegibilidad. La huella se borra a si misma, se resta a si misma, está presta a su borradura. El sujeto de la escritura solo existe a condición de las distintas capas, laminillas, superficies, juego de fuerzas y resistencias y de la represión. Interjuegos de tramas, sistemas en superposición.
Freud recurre a modelos metafóricos, que no tienen relación con la lengua hablada, ni con la escritura fonética, sino con la grafía nunca sometida totalmente a la palabra.”Apela con ella a signos que no vienen a transcribir una palabra viva y plena, presente a sí y dueña de sí” (Derrida, 1989, p. 274).
En el proyecto se trataría de una metáfora neurológica y no una descripción, diferencia que signaría con precisión el esfuerzo freudiano de “no confundir el andamio con el edificio”. Se trata de pasos abiertos por donde más tarde los sueños usarían aquellos surcos. En la Traumdeutung nos presenta al sueño como enigma, comparado con el sistema de escritura antigua jeroglífica y no con un lenguaje. Escritura silenciosa, que no tiene nada que comunicar al igual que el jeroglífico.
En el Proyecto se trataría de huellas sin escritura, en la interpretación de los sueños máquina óptica y en wunderblock lo psíquico se asimila a la abstracción de una máquina escritural. Un tránsito en que se puede leer en Freud el paso desde la traza hacia una escritura.
El block maravilloso “es a la vez una profundidad sin fondo, un infinito remitir, y una exterioridad completamente superficial: estratificación de superficies, cuya relación consigo, cuyo interior, no es más que la implicación de otra superficie igualmente expuesta. En él se juntan las dos certezas empíricas que nos constituyen, la profundidad infinita en la implicación del sentido, en el envolvimiento ilimitado de lo actual y, simultáneamente, la de la esencia pelicular del ser, la carencia absoluta de fondo” (Derrida, 1989, p. 307). Lo psíquico quedaría dispuesto a partir de una topología plurilaminar, cuya profundidad, no estaría dada más que por la superficie escritural, por una huella que desaparece ante sí misma.



1) Freud y la Escena de la Escritura en La Escritura y la Diferencia. Ed. Antropos.)

(2)“Morfológicamente al menos –es decir, desde el punto de vista histológico- no se conoce ninguna prueba de la misma.” Pág. 217 proyecto. Por lo tanto, se puede pensar menos en descripción neurológica que en forma metafórica

3) Dejemos la magnifica descripción de Freud del el block maravilloso, cito en extenso “es una lámina de resina o cera de color oscuro, encuadrada en un marco de papel y sobre la cual va una fina hoja transparente, sujeta a su borde superior y suelta al inferior. Esta es la parte más interesante de todo el aparato. Se compone, a su vez de dos capas separables, salvo en los bordes transversales. La capa superior es una lámina de celuloide, y la inferior, un papel encerrado muy delgado y traslucido. Cuando el aparato no es empleado, la superficie interna del papel encerado permanece ligeramente adherida a la cara superior de la lámina de cera.
Para usar este block maravilloso se escribe sobre la capa de celuloide sobre la hoja que cubre la lámina de cera. Para ello no se emplea lápiz ni tiza, sino, como en la antigüedad, un estilo o punzón. Pero en el block maravilloso, el estilo no graba directamente la escritura sobre la lámina de cera, que por medio de la hoja que la recubre, adhiriendo a la primera, en los puntos sobre los que se ejerce presión, la cara interna del papel encerado, y lo trazos así marcados se hacen visibles en un color más oscuro, en la superficie grisácea del celuloide. Luego cuando se quiere borrar el escrito basta separar ligeramente de la lámina la hoja superior, cuyo borde inferior queda libre. El contacto establecido por la presión del estilo entre el papel encerado y la lámina de cera, contacto al que se debía la visibilidad del escrito, queda así destruido, sin que se establezca de nuevo al volver a tocarse ambos, el block maravilloso aparece otra vez limpio y dispuesto a acoger nuevas anotaciones” (Freud, 1981, p. 2809).

Bibliografía

• Derrida, J. (1989). La escritura y la diferencia. Barcelona. Editorial Anthropos.
• Ferro, R. (1995). Escritura y desconstrucción. Lectura (h)errada con Jacques Derrida. Buenos Aires. Ed. Biblos.
• Freud, S. (1981). Estudios sobre la histeria. Madrid. Editorial biblioteca nueva. Tomo I.
• Freud, S. (1981). Proyecto para una psicología para neurólogos. Madrid. Editorial biblioteca nueva. Tomo I.
• Freud, S. (1981). La Interpretación de los Sueños. Madrid. Editorial biblioteca nueva. Tomo I.
• Peretti, C (1989). Jacques Derrida. Texto y reconstrucción. Barcelona. Anthropos.