lunes, 24 de enero de 2011

Notas sobre el la violencia y acoso escolar en psicoanálisis

… ese hechizo que nos ha corrompido al extremo de permitirnos derivar goce aun de nuestro sufrimiento.
Freud




El presente texto son notas para pensar la violencia y acoso escolar en psicoanálisis, no pretenden ser un estudio acabado, sino más bien, situar algunos nudos que pueden ser interesantes para esta discusión.
Algunas preguntas preliminares ¿cómo piensa el psicoanálisis la violencia? ¿Cuál es la relación entre violencia y ley? ¿Qué lugar para el sujeto?
En “Psicología de las masa y análisis del yo”, Freud nos dice “En la vida anímica individual aparece siempre, efectivamente, “el otro”, como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es la mismo tiempo o desde un principio psicología social.” Sujeto y otro hacen pregunta en el psicoanálisis, y esta demás decir que es de suyo una relación problemática, que no se exime de la tentación al asesinato, la humillación, la tortura y por su puesto el amor.
Desde el origen mismo de la vida con otros, el lazo social se funda en un momento mítico de violencia, que permite la entrada en el orden del discurso, en la ley. Walter Benjamín llama este momento “violencia mítica” que funda el derecho y en contra posición a la “violencia revolucionaria” que viene a alterar algo en ese orden.
Violencia inaugural que fundamenta lo simbólico, en tanto es un tótem lo que adviene como memoria del padre muerto por los hermanos de la horda. Un símbolo, que organiza la naciente comunidad, en la regulación de los intercambios, el tabú del incesto y la exogamia. Origen traumático del lazo social, que implica algo del orden de lo irrepresentable, cierta repetición comparece: el padre muerto vuelve con más fuerza que antes, hecho ley.
La entrada en el discurso, implica un exilio de la naturaleza, no todo se puede hacer, un a pérdida fundamental, que acarrea cierta indeterminación, para decirlo con Lacan falta en ser.


Lo impensado en Freud: lo hegemónico de una época

La lógica del capitalismo produce un nuevo orden social, solo para América Latina, la condición de posibilidad de la instalación del nuevo régimen económico, social e ideológico, fue la tortura, la desaparición, exilio y asesinato de miles de personas. Violencia revolucionaria al decir de Benjamín, para el triunfo de un nuevo orden. El capitalismo sostiene la promesa de un goce ilimitado de todos los objetos que fascinan la mirada. No solo promete ese goce, sino que además lo transforma en mandato. Un funcionamiento ideológico que sutura toda falta a través del consumo metonímico de objetos fálicos, que una vez obtenidos pierden su valor. Para quienes no participan del festejo triunfante del capitalismo, quedan excluidos, sin embargo retorna a través de distintas manifestaciones a veces violentas.
La época en que Freud, vive, llamada victoriana, el paradigma fue la represión de los deseos ilícitos, en la actualidad, a partir de las transformaciones históricas, se instala el goce como modo hegemónico. La fantasía ideológica, funciona como punto ciego, todo se hace natural, todos hacemos como si. Lo imaginario se hipertrofia, Guy Debord, en la “sociedad del espectáculo”, nos recuerda sobre la desregulación de la imagen en la actualidad, la violencia que se produce, se vende y consume como espectáculo. Hipertrofia de lo imaginario, del brillo de los objetos de consumo, que obtura el malestar subjetivo con nuevas imágenes de felicidad. La consigan “obtenga ahora y pague después”. Lazo social perverso, que impulsa al goce de los objetos que hacen semblante, emergiendo nuevas formas de malestar en la cultura.
Este imperativo, esta suerte de empuje, el psicoanálisis lo ha pensado desde el concepto de súperyo. Se la ha entendido como una continuidad de la moral social, extensión de la ley pública de la época, que sanciona la mociones pulsionales. Para lacan el súper yo opera como un doble obsceno de la ley pública, opera donde la ley falla, desfallece. Funciona como mandato ciego irrenunciable, como una voz que empuja a algo del orden del goce mortífero, subvirtiendo el orden del deseo.
Es interesante notar la falsa heterogeneidad que produce el capitalismo, pseudo diversidad de objetos, en tanto que impone una ciertas formas hegemónicas, que se articula con el ideal del yo cultural, el ideal del Otro. Lo diferente es sancionado, perseguido o incorporado como parte de lo mismo.



Acoso escolar lo perturbador de la diferencia

Un niño puede disolver del imaginario del grupo, pequeña comunidad, alterar la definición imaginaria que detenta y los une. Algo del orden de lo real puede hacer de mancha, suerte de agujero que perturba el lazo social que necesitaría ser obturado.
¿qué puede tener de perturbador un niño para otro? ¿qué despierta ante el Otro, qué produce un empuje a actuar de modo violento? ¿qué es eso que sin ser él mismo va más allá de sí? ¿qué es lo que se agrede cuando se ejerce la violencia?
Para el psicoanálisis algo del orden de la agresión se juega en el registro de la imagen especular, algo en el eje a – a` devuelve una imagen inquietante, perturbadora que disuelve algo del lazo y al mismo tiempo puede sostenerlo. Se acosa, a quien porta algo de la diferencia, de la alteridad que amenaza, mismo tiempo se produce otra operación, confirma la discontinuidad del acosado con el grupo, haciendo algunos iguales y a otros objeto de acoso. Podríamos decir que el sujeto del acoso amenaza algo de la continuidad imaginaria, narcisística y libidinal del grupo.
Hay otro elemento más, que es extraordinariamente interesante en el fenómeno que pensamos, que es el registro audiovisual del acoso escolar que se ofrece como espectáculo. Esta escenificación, se sostiene en una triada fantasmática: victima, victimario y testigo. Anudamiento fantasmático que construye una escena el acoso escolar da testimonio de la satisfacción pulsional, del erotismo obsceno, excesivo que fascina a la díada victima victimario, pero también a la mirada cómplice y silenciosa de una comunidad enmudecida por el goce. El cuarto elemento es un ausente, mirada que se sustrae de esta escena, a saber el profesor. El acoso escolar puede ser pensado como un llamado a la ley que desfallece, un llamado a limitar el desbordamiento de aquel empuje ciego e iterativo del orden de lo mortífero.

viernes, 14 de enero de 2011

Freud, el mito y el retorno de lo reprimido





Francisco Pisani

Freud deseó hacer del psicoanálisis una ciencia natural aunque, al parecer, se fue alejando cada vez más de este propósito a lo largo de su obra. Llamó a los poetas a construir una alianza con el psicoanálisis, por que ellos estarían más avanzados que los científicos en materia de conocimientos respecto al alma humana. A su vez Freud es uno de los pocos autores modernos que inventan un mito, a saber La Horda Primitiva. Pareciera ser que en el psicoanálisis se repitiera algo del orden de su fundamento y descubrimiento, es decir el retorno de lo rechazado. La ciencia excluyo en su origen al sujeto, y al cualquier saber que no funcionara bajo la consigna del método científico. En el psicoanálisis habría un retorno de aquello reprimido por la ciencia, el mito, la literatura, los saberes populares. Por ejemplo en La Interpretación de los sueños donde Freud acude la sabiduría popular para pensar la escena de los sueños, pero no desde una adscripción sin critica a éste, sino más bien a partir y desde la escucha y los descubrimientos que había realizado en su clínica.
Freud inventa un mito para dar cuenta del origen del lazo social fundado en el asesinato del padre de la horda primitiva por parte de los hermanos excluidos por él. Era un padre violento y celoso de sus mujeres. Solo él tenía el privilegio y el poder de gozar de ellas. Los hermanos un día se organizan y ponen en acto lo que no habrían logrado individualmente, le dan muerte a su padre, lo devoran haciendo un festejo canibalista. Lo incorporan y se identifican con su fuerza a partir de su cuerpo devorado. Pero los hermanos también amaban a su padre, es decir había en ellos sentimientos ambivalentes -odio por lo que les privaba y a las vez amor- a su figura. Es a partir de estos acontecimientos que nace en ellos el arrepentimiento y una conciencia de culpa compartida. El muerto se volvió más poderoso de lo que era en vida. Lo que antes él había impedido con su existencia ahora ellos mismos se lo impedían en una situación psíquica de obediencia de efecto retardado -nachträglich-(Freud). Declararon no permitida la muerte del sustituto paterno -el tótem- y renunciaron a las mujeres de su horda, ahora liberadas. Como cada uno de los hermanos habría querido ocupar el lugar del padre muerto, el que hubiera osado hacerlo, habría de correr su misma suerte. Fundando así la prohibición del incesto, la exogamia y el principio del intercambio, si es que deseaban seguir viviendo en comunidad. Así salvaron la unidad que los había hecho fuerte y que podría haber descansado en quehaceres y sentimientos homosexuales, tal vez nos dice Freud, establecidos en ellos en épocas del destierro. Es en este mito donde sitúa el origen de la vida en el lazo social y la religiosidad.
Este mito intenta articular dos registros a las cuales llamaremos filogenético y ontogenética, conecta el desarrollo de la especie humana a partir del mito de la horda y el registro del devenir individual. En otras palabras, el asesinato del padre y su regreso después de muerto con mayor potencia y eficacia que cuando estaba vivo, se manifiesta en la conciencia de culpa de los hermanos. Es partir de esta culpabilidad que se cimentará el lazo social y la religión. Se instala la prohibición del incesto, el origen de la exogamia y el principio del intercambio, en otras palabras es la posibilidad de la represión -no todo es posible, no todo se puede hacer- y su concomitante la sublimación como posibilidad de la cultura. Esta represión pone en juego el centro del psicoanálisis como el retorno de lo reprimido, un resto irreducible que pulsa por volver. El mito de la horda primitiva nos dice Freud, coincide con dos deseos reprimidos en el Complejo de Edipo algo del orden del incesto y del asesinato al progenitor.
Tras el asesinato del padre y su asimilación por el banquete totémico ocurre una ganancia que reside en la culpabilidad, donde los hermanos acceden al poder del padre, se convierten en él y él en ellos, dejando de ser excluidos y se vuelven padres a su vez. Doble movimiento, que dará origen a las instituciones, pero que no garantizará su perfecto funcionamiento, un resto / algo quedará excluido, sin representación. La muerte del padre queda un agujero, el cual intenta ser llenado por el tótem, representación que dará cuenta de un vacío y que fallará en la obturación completa de aquella falta que se instala como irreducible, resto inasimilable que vuelve en la conciencia de culpa. Inauguración y falla de lo simbólico, en tanto que lo traumático pone en suspenso la representación. Freud pondría en juego dos irrepresentables psíquicos (la relación sexual y la muerte) y las representaciones estructurantes como la identificación al padre. El asesinato del padre es una repetición, no esta en juego una representación, lo que permitiría pensar algo de lo traumático en la medida que podemos ejemplificarlo en relación a escenas de seducción o violencia, que vuelven, sin poder ser representados, ni nombrado. Es así como el asesinato del padre de la horda primitiva pudo repetirse, sin ser representado. Hasta que la devoración -identificación con el padre gracias al banquete canibalista, podría pensarse como un acto simbólico de identificación al padre. Es justamente este banquete totémico que hace corte de la mera repetición, donde la identificación simbólica con el padre muerto da lugar a una diferencia, una entrada a otro orden: el de la cultura, el lazo social, la religiosidad, pero que no asegura un funcionamiento sin fallas, donde un resto no cesaría de no inscribirse.

domingo, 9 de enero de 2011

Dibuje el contorno (de lo real en la escritura poética)


Dibuje el contorno



La Obra poética de (JUAN LUIS MARTÍNEZ) (JUAN DE DIOS MARTÍNEZ), se nos impone a partir de una extrañeza fundamental, a través de algo del orden de lo inquietante. Guadalupe Santa Cruz nos dirá “me es difícil hablar de Juan Luis Martínez… es difícil referirse a un autor de la ausencia, a un texto que pone en escena es desastre de los signos ”
Podríamos decir que, nuestro autor fisura cierta tradición literaria chilena a partir de la fecha de publicación de La Nueva Novela y posteriormente La Poesía Chilena . Enrique Lhin nos dice “indudablemente como un acto poético marginal, rompiera o no todas las formas tradicionales de la poesía en chile, fundador de una mirada, proponiendo un lenguaje, cuyo trasfondo tenía la validez de una negación profunda” . Continua “desisto de la empresa de burlar la evasividad estratégica y crítica de La Nueva Novela y me excuso, por adelantado, de los esfuerzos que haga por describir este libro, remitiéndome a sus posibles fuentes. Mejor sería limitarse a la presentación, a una indefinida presentación de lo indefinible; solo que presentar lo indefinible es tanto o más problemático que fracasar en el interno de su definición.”
“Lo que tiene de particularmente inquietante la nueva novela es la proliferación de un sujeto múltiple que se atomiza en la medida de la discontinuidad de los materiales que toma de todas partes y el vacío que así se abre entre esos congelados islotes de sentido. ¿Qué tendrían que ver los unos con los otros, qué nos dicen cada uno de si mismos? El libro repite el gesto totalizador de los libros sagrados pero nos sonríe en su inmovilidad siempre apunto de desaparecer como el gato de Cheshire -¿su emblema?- sin llevarnos a ninguna parte. El libro extático nos invita a recorrerlo, pero se abstiene de orientarnos o de conducirnos a través de él como si no tuviera a través ni mayormente, espesor.” …“nunca sé qué lectura he hecho de la nueva novela. Siempre voy a salir algo desconcertado de ese laberinto o torre de babel”
Descripción de Lhin, que se asume fallida en su propósito. Podríamos entender a La Nueva Novela quizás como teoría de sí misma en esta condición de pura literatura, sin centro, irrepresentable en la medida que lo que hace, o lo que produce es un efecto de bordeamiento, mostrando una imposibilidad de representarla, de clausurarla.
Si postulamos algo del orden de irrepresentable de la obra poética de (JUAN LUIS MARTÍNEZ) (JUAN DE DIOS MARTÍNEZ), -además de su condición de resistencia a procesos semióticos- sumamos a La Poesía Chilena que “no está en ninguna antología de “poesía chilena”… que La Poesía Chilena haya podido dar lugar a tal “ceguera” sería mas bien síntoma de lo indigerible que esta habrá podido ser para quienes se ocupan (críticamente o no) de la poesía chilena -si tal hubiera”


Bibliografía
• Maurice Blanchot “El Espacio Literario”. Editorial Paidós.
• Soledad Fariña y Elvira Hernández “Merodeos en torno a la obra poética de Juan Luís Martínez” intemperie ediciones.
• Michel Foucault “El orden del discurso”. Editorial La Piqueta.
• Enrique Lhin “El circo en llamas” Lom Ediciones.
• (JUAN LUIS MARTÍNEZ) (JUAN DE DIOS MARTÍNEZ) “La Nueva Novela”. Editorial el archivo.
• (JUAN LUIS MARTÍNEZ) (JUAN DE DIOS MARTÍNEZ) “La Poesía Chilena”. Editorial el archivo.

viernes, 7 de enero de 2011

El placer de la lectura


“¿Qué es lo que hay de deseo en la lectura? El deseo no puede nombrarse, ni siquiera (al revés que la Necesidad) puede decirse. No obstante, es indudable que hay un erotismo de la lectura (en la lectura, el deseo se encuentra junto a su objeto, lo cual es una definición del erotismo). ..
Así pues, la lectura deseante aparece marcada por dos rasgos que la fundamentan. Al encerrarse para leer, al hacer de la lectura un estado absolutamente apartado, clandestino, en el que resulta abolido el mundo entero, el lector - el leyente - se identifica con otros dos seres …. Todo esto acaba de confirmar que el sujeto-lector es un sujeto enteramente exiliado bajo el registro del Imaginario; toda su economía del placer consiste en cuidar su relación dual con el libro (es decir, con la Imagen), encerrándose solo con él, pegado a él, con la nariz metida dentro del libro, me atrevería a decir, como el niño se pega a la madre y el Enamorado se queda suspendido del rostro amado. El retrete perfumado de lirios es la clausura misma del Espejo, el lugar en que se produce la coalescencia paradisíaca del sujeto y la Imagen (el libro).
El segundo rasgo que entra en la constitución de la lectura deseante-y eso es lo que nos dice de manera explicita el episodio del retrete- es este: en la lectura, todas las conmociones del cuerpo están presentes, mezcladas, enredadas: la fascinación, la vacación, el dolor, la voluptuosidad; la lectura produce un cuerpo alterado, pero no troceado (si no fuera así, la lectura no dependería del Imaginario). No obstante, hay algo más enigmático que se traduce en la lectura, en la interpretación del episodio proustiano: la lectura – la voluptuosidad de leer – parece tener alguna relación con la analidad; una misma metonimia parece encadenar la lectura, el excremento y – como ya vimos – el dinero.
Y ahora – sin salir del gabinete de lectura –, la siguiente pregunta: ¿es que existen, acaso, diferentes placeres de la lectura? , ¿es posible una tipología de estos placeres? Me parece a mi que, en todo caso y por lo menos, hay tres tipos de placer de la lectura o, para ser más preciso, tres vías por la que la Imagen de lectura puede aprisionar al sujeto leyente. En el primer tipo, el lector tiene una relación fetichista con el texto leído: extrae placer de las palabras, de ciertas combinaciones de las palabras; en el texto se dibujan playas e islas en cuya fascinación se abisma, se pierde, el sujeto – lector: este seria un tipo de lectura metafórica o poética; para degustar este placer, ¿es necesario un largo cultivo de la lengua? No está tan claro: hasta el niño pequeño, durante la etapa del balbuceo, conoce el erotismo del lenguaje, práctica oral y sonora, que se presenta a la pulsión. En el segundo tipo, que se sitúa en el extremo opuesto, el lector se siente como arrastrado hacia delante a lo largo del libro por una fuerza que, de manera más o menos disfrazada, pertenece siempre al orden del suspenso: el libro se va anulando poco a poco y es en este desgaste impaciente y apresurado en donde reside el placer; por supuesto, se trata principalmente del placer metonímico de toda narración, y no olvidemos que el propio saber o la idea pueden estar narrados, sometidos a un movimiento con suspenso; y como este placer esta visiblemente ligado a la vigilancia de lo que ocurre y al desvelamiento de lo que se esconde, podemos suponer que tiene alguna relación con el acto de escuchar la escena originaria; queremos sorprender, desfallecemos en la espera: pura imagen del goce, en la medida en que este no es del orden de la satisfacción. En sentido contrario, habría que hacerse preguntas también sobre los bloqueos, los ascos de la lectura: ¿Por qué no continuamos con un determinado libro? … ¿existen unos mecanismos de atracción universales? , ¿existe una lógica erótica de la Narración? El Análisis estructural del relato tendría que plantearse el problema del placer: me parece que hoy día tiene los medios para ello. Por ultimo, hay una tercera aventura de la lectura (llamo aventura a la manera en que el placer se acerca al lector): esta es , si así puede llamársela, la de la Escritura; la lectura es buena conductora del Deseo de escribir (hoy ya tenemos la seguridad de que existe un placer de la escritura, aunque aun nos resulte muy enigmático); no es en absoluto que queramos escribir forzosamente como el autor cuya lectura nos complace; lo que deseamos es tan solo el deseo de escribir que el escritor ha tenido, es más: deseamos el deseo que el autor ha tenido del autor, mientras escribía, deseamos ese ámame que reside en toda escritura. Esto es lo que tan claramente ha expresado el escritor Roger Laporte: “una lectura pura que no este llamando a otra escritura tiene para mi algo de incomprensible…La lectura de Proust , de Blanchot, de Kafka, de Arteaud no me ha dado de escribir sobre esos autores (ni siquiera, añado yo, como ellos), sino de escribir.” Desde esta perspectiva, la lectura resulta ser verdaderamente una producción: ya no de imágenes interiores, de proyecciones, de fantasmas, sino, literalmente de trabajo: el producto (consumido) se convierte en producción, en promesa, en deseo de producción, y la cadena de los deseos comienza a desencadenarse, hasta que cada lectura vale por la escritura que engendra y así hasta el infinito. Este placer de la producción ¿es elitista, esta reservado tan solo para los escritores virtuales? Todo, en nuestra sociedad, sociedad de consumo, y no de producción, sociedad de leer, del ver y del oír, y no sociedad del escribir del mirar y el escuchar, todo esta preparado para bloquear la respuesta: los aficionados a la escritura son seres dispersos, clandestinos, aplastados por mil presiones.
Se plantea ahí un problema de civilización: pero, por lo que a mi respecta, mi convicción profunda y constante es que jamás será posible liberar la lectura si, de un solo golpe, no liberamos también la escritura.” (Barthes,R. El susurro del lenguaje. Barcelona. Ed. Paidós 1987, p. 44 - 48)

domingo, 2 de enero de 2011

Supervisión en la Clínica Psicoanalítica



¿Cómo se enseña la clínica psicoanalítica?:El lugar de la Supervisión de Casos Clínicos.

Mediante la interrogante ¿Cómo se enseña la clínica psicoanalítica? Apuntamos directamente a las modalidades de transmisión del psicoanálisis y a las necesarias consideraciones sobre el tipo de saber que está en juego tanto en el clínico como en el paciente.
El ángulo que hemos elegido abordar durante este Seminario de verano y, que por cierto,responde parcialmente a la pregunta inicial, es el dispositivo de la supervisión, o también denominado control, que junto con el conocimiento de los fundamentos del psicoanálisis y el análisis personal hace parte del trípode indispensable para la práctica del psicoanálisis.
Será necesario revisar sus principios, alcances y aportes en la formación del clínico, pues a menudo la cuestión de los ideales sociales, la presión sobre su eficacia terapéutica y las demandas institucionales, interfieren su ejercicio o distorsionan su sentido.
Mediante la discusión de material clínico (aportado por los propios participantes y por los responsables del seminario) y de algunos conceptos fundamentales extraídos de Freud y Lacan, proponemos un espacio de diálogo sobre esta dimensión tan propia del psicoanálisis.

Docentes Responsables

Rosa Lagos: Psicólogo Clínico. Psicoanalista. Miembro Fundador del CEIP. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Miembro de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL).
Silvia Macri: Psicóloga Clínica. Psicoanalista. Miembro Fundador del CEIP. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana de Buenos Aires. (EOL).
Miguel Reyes: Psicólogo Clínico. Psicoanalista. Miembro Fundador del CEIP. Candidato a Doctor Université Paris VII.

Inicio: Jueves 06 de Enero. 20:30 hrs.
Lugar: El Trovador 4280. Las Condes.

Informes e Inscripciones: ceip.lacan@gmail.com. www.centrolacaniano.cl

Arancel: Profesionales: $45.000 – Asociados y Estudiantes: $35.000.
Se entregará Certificado de Asistencia.

BIBLIOGRAFIA
SAFOUAN, Moustapha, Jacaques Lacan y la cuestión de la formación de los psicoanalistas. Edit, Paidos
PORGE, E. , Transmitir la clínica psicoanalítica. Edit. Nueva Visión
MILLER, Jacques Alain , El banquete de los analistas. Edit. Paidos.
LACAN, J : Escritos I,II. Edit. SXXI
(1953) Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis
(1957) El psicoanálisis y su enseñanza.
(1958) La dirección de la cura y los principios de su poder
LAURENT, Eric, Como se transmite la clínica psicoanalítica. Edit. Grama