jueves, 26 de agosto de 2010

La desaparición de una Familia



"La desaparición de una familia"

   (JUAN LUIS MARTINEZ)

 

1.   Antes que su hija de 5 años

      se extraviara entre el comedor y la cocina,

      él le había advertido: "-Esta casa no es grande ni pequeña,

      pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta

      y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

 

2.    Antes que su hijo de 10 años se extraviara

      entre la sala de baño y el cuarto de los juguetes,

      él le había advertido: "-Esta, la casa en que vives,

      no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello

      y ancha tal vez como la aurora,

      pero al menor descuido olvidarás las señales de ruta

      y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

 

3.    Antes que "Musch" y "Gurba", los gatos de la casa,

      desaparecieran en el living

      entre unos almohadones y un Buddha de porcelana,

      él les había advertido:

      "-Esta casa que hemos compartido durante tantos años

      es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo,

      pero, estad vigilantes

      porque al menor descuido confundiréis las señales de ruta

      y de esta vida al fin, habréis perdido toda esperanza".

 

4.    Antes que "Sogol", su pequeño fox-terrier, desapareciera

      en el séptimo peldaño de la escalera hacia el 2º piso,

      él le había dicho: "-Cuidado viejo camarada mío,

      por las ventanas de esta casa entra el tiempo,

      por las puertas sale el espacio;

      al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta

      y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

 

5.    Ese último día, antes que él mismo se extraviara

    entre el desayuno y la hora del té,

    advirtió para sus adentros:

    "-Ahora que el tiempo se ha muerto

    y el espacio agoniza en la cama de mi mujer,

    desearía decir a los próximos que vienen,

    que en esta casa miserable

    nunca hubo ruta ni señal alguna

    y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza".

 

La nueva novela, publicada en 1977 y 1985.

 

La desaparición de una familia, es también el temblor en las señales de rutas. El mundo dibujado gracias al fantasma, desfallece ante lo real. Lo simbólico cae,  todo lo conocido hasta el momento, se desvanece. La comparecencia ante el “Das Ding”  freudiano, abre el agujero de la existencia, de la falta-en-ser: la pérdida de toda esperanza. El dolor moviliza la escritura de lo bello.

Juan Luís Martínez, extraordinario poeta viñamarino, en su obra de citas y recortes, desmonta las convenciones, circundando y advirtiendo el montaje ficcional de la realidad, inscribiendo, cifrando estéticamente la falta de sentido a priori, en que el viviente humano adviene. De ahí, es posible pensar que su obra no se agota, y en cada lectura se re-inventa.

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